miércoles, 10 de febrero de 2010

La Otra Mitad de La Historia [R]

…El primer camión que paso cuando no teníamos cartel, FRENO!!!! estaba dispuesto a llevar a uno solo hasta Melbourne!!! y habíamos decidido que si se querían llevar a uno solo, iba a ir Tommy, pero termine yo arriba del camión con Collin...

Bueno en esta parte fue donde nos separamos con Rigra, ahora viene la historia de los que sufrimos la amarga espera.

Una vez que se subió Rigra, al camión, con Tomi nos miramos y nos dijimos que esto no parecía muy complicado y que en breve iba a parar alguien para llevar a uno más y que el otro lo iban a llevar a escasos minutos después del segundo. Pero no fue así. Entre nuestras especulaciones estaba también el hecho de que es más factible que lleven a 2 que a tres y Rigra se había llevado una de las 2 mochilas grandes, asique teníamos muchas más posibilidades, estaban todas a nuestro favor, YUPI!! Nos van a llevar rápido!! Pero no… teníamos una laaargaaa espera por delante.

A Rigra lo levantaron a eso de las 8 o 9 de la noche, al poco tiempo empezó una llovizna muy finita e intermitente, que no llegaba a mojar pero si a molestar, con Tomi éramos optimistas y decíamos que pronto nos iban a levantar, pero las horas empezaron a trascurrir, y el cansancio empezó a notarse cada vez mas. Llevábamos varias horas despiertos y muchas parados o caminando, nuestras piernas empezaron a flaquear y empezamos de a poco a sentarnos y a acostarnos junto a los bolsos. Entre alguna de las charlas, surgió una pregunta extraña, acertada y que los 2 nos hacíamos, Tomi me pregunto: te veías, conmigo, haciendo dedo en la mitad de la nada australiana?? Mi respuesta fue “no”. Los que conocen un poco nuestra historia sabrán entender esta pregunta y mi respuesta, los que no la conocen, será otra historia para contar más adelante y posiblemente en persona. La cuestión es que a eso de las 12 de la noche o 1 de la mañana nuestro cuerpos nos pedían descansar y los camiones no paraban, decidimos empezar a dormir de a turnos, uno dormía y el otro hacia dedo, así fue como empezamos a dormir de a 20 o 30 minutos al lado de la ruta (algo bastante peligroso si tenemos en cuenta que a escaso metro y medio pasaban camiones a plena marcha y acelerando). Primero fue Tomi, luego yo y así algunos turnos. De a ratos llovía esta garua muy finita y nos mojaba un poco. Nos dimos cuenta realmente lo que estaba mojando cuando Tomi se levanto de una de sus siestas y quedo marcada la silueta en el asfalto mojado.


Después de esperar varias horas sin éxito y ver que el flujo de camiones comenzaba a menguar, nuestras esperanzas empezaron a disiparse. Decidimos ir a la confitería que había a unos 200m (en la que los camioneros compraban algo para comer y en la parte de atrás estaba el estacionamiento para que puedan dormir). Entramos y nos encontramos con un lugar muy cuidado y ordenado, pero desierto. Había un camionero y una mina que atendía, muy muy mala onda. Me acerque a preguntarle si podíamos usar una de las mesa (nuestra intención era echarnos a dormir en algún rincón o con la cabeza apoyada en la mesa), la señora esta, nos contesto que sí, pero que no podíamos dormir, todo de muy mala gana. Le dijimos que obviamente no queríamos dormir, que lo único que queríamos era estar un rato sentados y que después no íbamos. A regañadientes fuimos hasta la mesa y nos sentamos un rato, no miramos y nos preguntamos: ahora qué carajo hacemos?? Decidimos comer algo de nuestras provisiones, recargar nuestra botella con agua y volver a la ruta a hacer dedo. Una vez en la ruta, con un poco mas de frio, con el cuerpo algo dolorido y cansado y ya no con tanta certeza de la efectividad del dedo en Australia, decidimos continuar con nuestros turnos de siestas de 30 minutos, al cabo de un par de turnos le dije a Tomi: “che esto ya fue, vamos a dormir debajo de aquel techo y mañana vemos que onda”. Tomi accedió no del todo convencido, para él era mejor seguir al pie de la ruta, pero yo ya no soportaba mas lo de dormir 20 minutos y con miedo de que me pisen en cualquier momento. Caminamos hasta el techito oscuro, que estaba al final de la confitería de ruta a la que habíamos entrado hace una hora más o menos, y me eche junto a mi mochilota. Tomi miro el piso y me dijo que estaba lleno de bichos (Tomi es muy exagerado, eran solo un par de hormigas comiéndose una babosa), le dije que no rompa las bolas y que se tire e intente dormir, luego de un poco de convencimiento termino accediendo a acostarse en el suelo, pero siempre con cierto recelo y no del todo convencido.

Me desperté no se cuanto tiempo después y vi a Tomi sentado a un lado con la cabeza entre las rodillas en lo que aparentaba estar descansando. El cielo empezaba a aclarar. Por mis cálculos rápidos habíamos (o al menos yo) dormido algo así de 3 horas. Le pregunte a Tomi si estaba bien y me respondió que medio cansado y que no le gustaba nada este lugar para dormir. Asique levantamos mochila y nos dirigimos una vez más hacia la ruta. Empezamos nuevamente con el dedo, pero esta vez sin rutinita de siestas. Al cabo de un par de momentos (no puedo precisar si fueron minutos o horas) se detuvo un auto y nos dijo que él iba a un pueblito cercano y que no nos convenía que nos lleve porque se desviaba de la ruta para Melbourne, pero si queríamos nos podía llevar sin ningún problema. En una decisión rápida decidimos que no, porque en ese pueblito iba a estar mucho más difícil encontrar a alguien que nos lleve. El amable conductor supo entender y se marcho. A los minutos y reflexionando acerca de lo que había pasado, llegamos a la conclusión de que el próximo que frenara le íbamos a decir que si, a donde sea que fuese y así fue como a los 40 minutos freno un auto y nos dijo que iba para Goulburn, un pueblito cercano. Haciendo caso a nuestro acuerdo dijimos que sí. Los que nos levantaron era nada más ni nada menos que la mina mala onda que nos había atendido en la confitería y un pibe que trabajaba con ella, pero en la cocina. Nos comentaron que había terminado su turno y que se estaban volviendo a casa. La mina se acordaba de nosotros y el flaco nunca había levantado a nadie que esté haciendo dedo, se juntaron la compasión de la mina y la intriga del flaco y nos levantaron, que loco no?? A la mina no se le entendía una mierda y el flaco era un ignorante mas que no tiene ni la más remota idea de lo que es Argentina, creo que estuvo a punto de preguntar con que se come eso cuando le dijimos de donde éramos. La mujer nos conto que hace unos años un Australiano loco había matado a un par de flacos que hacían dedo y no sé qué cosas más (que no le entendimos), este relato nos dejo re tranquilos. Nos dejaron en el centro de lo que parecía un pueblito tranquilo y que estaba despertando, se veían algunos levantando persianas y a otras sacando mesas a la vereda. Como pasa en mucho pueblitos de Argentina, en el centro de la ciudad está la estación de tren, o el centro está alrededor de la estación de tren mejor dicho. Entramos a preguntar cuánto salía un tren a Melbourne (nuestras ganas de hacer dedo ya habían desaparecido por completo) y nos llevamos la sorpresa de que, por más que estemos a 300km de Sídney, el tren estaba más caro desde acá que desde la ciudad de la opera famosa. Le dijimos que gracias pero no y le preguntamos si tenía un mapa, el señor, de muy mala gana, nos dijo que NO. Le preguntamos en donde podíamos conseguir uno y nos dijo que no sabía, que capas que en el i-site (un centro de información turística), pero que dudaba de que tenga de todo Australia o la provincia, que lo más seguro es que tenga de la zona nada más. Haciendo caso ciego al mal humor del hombre, nos dirigimos al i-site. Este lugar abría a las 9 y eran las 7 30 o algo así, asique nos tiramos en un banco (que para nuestra situación era un regalo de los dioses comparado con el pavimento o una vereda) y esperamos, a los cálidos rayos del sol tempranero, que abriera la oficina esta.


En cuanto las puertas fueron destrabadas, los estantes ordenados, las personas de atención al público preparadas, entramos todos como una tropilla enloquecida en busca de un montón de información… eh… bueno no fue tan así en realidad. El banco estaba muy cómodo y me desperté a eso de las 9 10, me levante y entre muy tranquilito al edificio que estaba desolado y parecía que iba a quedar así todo el día. Le pedí al gordito que atendía si tenía un mapa y en contra de todas las predicciones del viejo mala onda de la estación, el amable empleado saco varios mapas de todos los colores y lugares y me pregunto cual quería, elegí uno y me despedí con mi mejor sonrisa :-).

Debatimos un rato a las afueras del i-site y llegamos a la conclusión de que íbamos a continuar haciendo dedo. Tome la riendas y dije vamos para allá que esta la ruta, cuando llegamos a donde yo pensaba que estaba la ruta nos encontramos con una rotonda y sin ninguna ruta, desplegamos el mapa y empezamos a verlo como si en frente tuviéramos un monstruo recién bajado de su nave espacial. Por suerte nuestras caras de perdidos se pueden interpretar también en ingles y paro una señora en una camioneta a preguntarnos si necesitábamos ayuda, le dijimos que estábamos buscando la ruta, si sabia como llegar, nos indico que camináramos 3 cuadras para la derecha y la íbamos a encontrar, le agradecimos y empezamos a caminar nuevamente. Algo desconfiado de la certeza de la señora de donde quedaba la ruta, decidí pedir una segunda opinión, esta vez fue un viejo octogenario que estaba en la galería anterior a la puerta de entrada de su casa, tomando una cerveza (eran las 10 de la mañana tal vez). El viejo escuchaba bastante poco. Una vez que le pudimos hacer entender que era lo que estábamos buscando nos indico que siguiéramos caminando unas 3 cuadras, la señora estaba en lo correcto. Cuando concretamos las 3 cuadras llegamos a un cruce bastante parecido a cualquier otro, con poca pinta de ruta nacional. Decidimos preguntar otra vez, esta vez fue a un señor que estaba podando las rosas de su jardín, el nos explico que faltaban como 10 cuadras para la izquierda de donde estábamos yendo, que teníamos que pasar la oveja gigante (descripción que vino con onomatopeya de oveja por si no le entendíamos) y que en la rotonda íbamos a encontrar la ruta. Continuamos nuestra marcha hasta pasar la oveja y llegamos a la rotonda, pero esto seguía sin parecer una ruta nacional, aunque ya estábamos mas en las afueras del pueblito y la máxima era 70. A lo lejos divisamos un puente y lo que parecía una rotonda, sugerí que vallamos hasta allá para ver si era ahí realmente. Este lugar quedaba a unos 800m más. Quiero recordarles que todo esto lo hice con mochila de mochilero al hombro (30kg mas o menos) y Tomi con 2 mochilas muy pesadas y que de mochileras no tienen nada.


Cuando llegamos a la rotonda enorme con el puente nos dimos cuenta de que por debajo de la rotonda pasaba la tan anhelada ruta dedera. Acercándonos a la ruta Tomi dice que quiere asegurarse y va a ver el cartel de vialidad mientras tanto yo emprendí camino para el cruce. A unos 50m de la rotonda esta un señor en una camioneta estacionado al costado de la ruta. Al aproximarme el hombre descendió y me pregunto a donde nos dirigíamos, le dije que a Melbourne y me respondió que él iba a Camberra (la capital Australiana), pero que nos podía dejar en el cruce que era dentro de 50km mas o menos, accedí con gusto y montamos nuestra mochilas en la caja para poder llegar a este cruce. El hombre, muy simpático, nos dejo en el cruce, nos deseó mucha suerte y continuo viaje. Caminamos un poco más, hasta un lugar más estratégico y ahí nos pusimos a hacer dedo.


En ese momento nos cayó la ficha de que si no nos levantaba nadie estábamos en el re horno, estábamos en la mitad de la nada literalmente, el pueblo más cercano estaba a 50km y con las mochilas no era una opción, acá empezamos a preocuparnos de verdad. Al cabo de unos 30 minutos se puso a llover… jeje… que suerte la nuestra, de todas formas era intermitente asique se podía soportar, pero por las dudad yo ya había empezado a pensar cómo fabricar un refugio debajo de un pino cercano. Aparte de que nadie nos llevaba, algunos de los que pasaban nos gritaban boludeces o nos puteaban solo por el hecho de estar haciendo dedo, cosa que nos llamaba la atención. Después de una hora y media (creo) divisamos un auto que se dirigía hacia nosotros con el guiño puesto, nuestros corazones se empezaron a excitarse por la emoción y de pronto vimos que venía demasiado rápido como para frenar adelante nuestro y para frenar atrás nuestro, por la trayectoria que llevaba, tendría que pasar por encima de nosotros y eso no era bueno (menos después de haber escuchado lo que nos había dicho la mina de la confitería). En ese momento nuestros corazones seguían acelerándose pero ahora de miedo. Cuando estaba a no sé cuantos metros clavo los frenos y provocó que las ruedas hagan el característico ruido de frenada, deteniéndose a unos pocos metros de donde estábamos… eh… hace falta aclarar mis pensamientos en ese momento sabiendo que me iba a subir a su auto?? Cuando el auto termino de frenar, bajo de él un flaco que aparentaba unos 24, 25, solo con la maya (en patas y cuero), con aspecto de surfer y con una gran sonrisa. El auto iba hasta las manos de cosas, claramente no entrabamos los 3 en el auto, intercambiamos un par de palabras y nos dijo que si le dábamos 5 minutos reorganizaba el auto y nos podía llevar a los 2. Obviamente le dimos los 5 minutos y todos los que necesitara de más. Una vez que termino de ordenar el auto había espacio para los 3, las mochilas y si nos llegamos a cruzar alguna chica linda creo que también entraba. Este muchacho (de nombre muy difícil para recordar) resulto ser muy muy buena onda, el miedo que tenía antes de subirme a su auto se disipo rápidamente. Nos dijo que no iba hasta Melbourne, pero que nos podía dejar a 250km, cosa que nos venía de lujo. Charlamos un rato y de apoco nos empezamos a quedar dormidos, yo luchaba con toda mi fuerza para mantenerme despierto, pero era realmente muy difícil. Después de un rato de viajar llegamos a la ciudad donde nos iba a dejar, Wangaratta, otro pequeño pueblo, este un poco mas turístico y con mas movimiento que el anterior, nos pregunto si queríamos seguir haciendo dedo o preferíamos tomarnos el tren, que, según él, estaba menos de $20. Ya cansados, sucios, doloridos y algo hambrientos, decidimos perder nuestro desafío de llegar a Melbourne a dedo y sucumbir frente a la tentación del tren. Así que nos dejo en la estación de tren y nos despedimos. Ahí compramos nuestros boletos para nuestro codiciado destino, que salieron $22 c/u, y esperamos en la salita de espera de la estación a que llegue el bondi que nos lleve hasta donde nos íbamos a tomar el tren. Esperamos 1h y subimos al cole, ahí conocimos un argentino que estaba viviendo hace un año y medio acá, era programador o algo así con las computadoras, tenia visa de trabajo y quería que le den la ciudadanía. Charlamos un rato y después me quede dormido. Cuando llegamos a la estación, el trámite fue sencillo: bajamos del colectivo, agarramos nuestros bártulos, subimos al tren y salió derechito para Melbourne. Cuando llegamos estaba la otra cebra esperando en la estación, que ya había recorrido la ciudad y nos llevo a dar una vueltita en el tranvía gratis y después al hostel.
Lo primero que me dijo cuando le pregunte como estaba la ciudad, fue: “está lleno de zorritas” palabras sabias de un buen observador.

3 comentarios:

  1. Ja! me quedo con el último párrafo.

    Emilio (próximo kiwi)

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  2. Sanos y salvos... casi un detalle despues de esa travesia. Sigan disfrutando!!!! Besos. Silvia M.

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  3. Jajajajajaja! son unos grandes muchcachos! estan locos mal! les deseo lo mejor para su viaje, y q la signa pasando bienn!
    abrazo, y se los extraña!

    Nanett

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