jueves, 28 de octubre de 2010

Bufandas, Pinguinos y Hamacas.

En un sueño una persona muy sabia me dijo... "Voy a tratar de tener una vida llena?" Cuando yo le pregunte "llena de que?", una picara sonrisa pinto su cara, y me dijo mirándome a los ojos: "De vida."
Acto seguido, sacose la bufanda y levanto vuelo en su hamaca preferida.

En medio de esta epifanía, intente deshacerme de mi bufanda para seguirla, pero el nudo era demasiado para mis torpes dedos, así que me limite a acompañarla con la mirada, hasta que se perdió en el horizonte.

Ahí quede yo sintiéndome un pinguino ensimismado, preguntándome si era realmente la torpeza de mis dedos lo que me había impedido que desate esa bufanda o acaso el nudo era solo producto de mi imaginación, manipulada por mi cobardía.

Ojala fuera lo suficientemente valiente como para enfrentar las sombras que se esconden bajo mi cama. De encarar la vida con la frente en alto y paso firme, sin temor a tropezar con las baldosas.

O será que lo fui en otro momento? Por qué se exactamente como se siente ser valiente, pero no logro comportarme así? Por qué añoro cosas que se que tengo? Es entonces cuando me doy cuenta, de todo empezó en un sueño. Un sueño de bufandas, pinguinos y hamacas.

Un sueño que fue una pesadilla. Porque hasta la mas valiente, teme convertirse en una cobarde, y el mas libre teme perder su libertad. Tanto pensar hace que todo pierda su esencia y entonces sucede...

Despierto en tu cama, sólo un sueño mas, solo una noche mas, pero algo me pone a pensar. No logro materializar esa relación que se que existe, entre bufandas, pinguinos y hamacas... Y es tan obvia la conexión! Pero mi mente le da vueltas alrededor, jugueteando con los bordes, viendo solo las puntitas. Por qué no puedo centrarme en la idea? Sera que no quiero? Sera que prefiero dejar de pensar tanto, y volver a dormir para soñar con ese mundo, en donde los pinguninos vuelan, donde en el viento se huele pan caliente. Ahi donde todo tiene una explicacion, y nada la necesita, donde medio mundo queda flojo en un milimetro, y un par de horas hacen eco en un segundo...

Pero ya es tarde, ya pense demasiado, y estas cosas si no te agarran desprevenido, te pasan por al lado, sin molestarse en frenar a saludar.



sábado, 9 de octubre de 2010

A Su Sombra...

Fragmento de un texto escrito por mi Bis Abuelo Poeta y Escritor, Arturo Capdevila en Marzo de 1919.



Un tipo GROSO!

Siéntome a jugar frente a mi maestro, por libre y mutua voluntad; lo que enseña, no bien se “trascendentaliza”, que si en el mundo estoy moviendo las piezas de la vida, nadie, sino yo mismo me lo impuso así. Estamos frente a frente, dotados de idénticas posibilidades. Esto me da la noción del frente a frente que es de rigor en la vida, y de la originaria igualdad que es de su esencia. Más como la acción a que se está consagrado no puede realizarse sin la modificación, la absoluta igualdad se destruirá muy pronto, mediante los actos libres - hay que decir de algún modo - de cada jugador. Igualdad absoluta significa treinta y dos piezas en reposo: así no se juega. Así no se vive tampoco.

Más la desigualdad proveniente de la acción no será ni casual ni arbitraria, ni siquiera fatal en el sentido desolante: se fundará en la ley de la estricta justicia. El que resuelva mejor su problema, y no el que por ante sí lo imponga, será el superior.

Como en la vida, todo es problema en el ajedrez, desde la apertura hasta el mate. Pero todo es equidad y todo es ley. Tengo aquí peones, Caballos, Alfiles: están medidas mis potencias. Puedo adquirir, sin embargo, nuevas fuerzas por la combinación acertada de las que me han sido consentidas. Y, a la inversa, puedo disminuirlas o perderlas. Nadie sino yo tendrá la culpa de esto. Una combinación errónea me traerá siempre a menos, bajo el jaque del rival. De donde se infiere, provechosamente, que la violenta ambición es perversa consejera, y que tan sólo se ha de tomar en cuenta el interés de la armoniosa verdad.

La multiplicidad de peligros de que vivimos rodeados se evidencia en el tablero. Hemos jugado por fin. ¿Qué hará el adversario?... Es el dueño de innumerables posibilidades; el mero paso de su peón, con ser nada más que un peón, puede comprometer todo mi plan y ocasionar mi ruina. Lección incomparable, que nos instruye en la suprema ley de la relatividad.

¿Y lo que se pierde, se pierde para siempre? El ajedrez nos da un consuelo. Si cuidamos la marcha de los ínfimos peones, tan pequeñitos como son, apoyando su avance con bien distribuidas fuerzas, alguno de ellos entrará a los últimos cuarteles del adversario y será nuestro precio de recate por la pieza grande que entregamos en temerario arranque al lazo del enemigo. Así, del propio error viene a servirse el ajedrizta paciente para la ulterior victoria. Parece que por tales caminos se nos aleccionará de que no hay modesta intención ni altruista constancia que al cabo no fructifique.

Porque todo este juego se funda en el ejercicio altruista de los poderes, como se ve de inmediato cuando se considera que siendo el Rey la pieza menos útil, por él pelean las demás, denodadas y terribles. También se advierte que la pieza jaqueada no atiende nunca a su particular salvación sino a la del conjunto que se le sobrepone.

A pura lógica, a puro rigor racional, se pierde o se gana. Ni azar ni arbitrariedad da o quita el merecido laurel. En la postrera esquina del jaque-mate el Rey se rinde ante las cosas evidentes. Sin amargura ni rencor, el perdidoso aleccionado recomienza la partida...