sábado, 9 de octubre de 2010

A Su Sombra...

Fragmento de un texto escrito por mi Bis Abuelo Poeta y Escritor, Arturo Capdevila en Marzo de 1919.



Un tipo GROSO!

Siéntome a jugar frente a mi maestro, por libre y mutua voluntad; lo que enseña, no bien se “trascendentaliza”, que si en el mundo estoy moviendo las piezas de la vida, nadie, sino yo mismo me lo impuso así. Estamos frente a frente, dotados de idénticas posibilidades. Esto me da la noción del frente a frente que es de rigor en la vida, y de la originaria igualdad que es de su esencia. Más como la acción a que se está consagrado no puede realizarse sin la modificación, la absoluta igualdad se destruirá muy pronto, mediante los actos libres - hay que decir de algún modo - de cada jugador. Igualdad absoluta significa treinta y dos piezas en reposo: así no se juega. Así no se vive tampoco.

Más la desigualdad proveniente de la acción no será ni casual ni arbitraria, ni siquiera fatal en el sentido desolante: se fundará en la ley de la estricta justicia. El que resuelva mejor su problema, y no el que por ante sí lo imponga, será el superior.

Como en la vida, todo es problema en el ajedrez, desde la apertura hasta el mate. Pero todo es equidad y todo es ley. Tengo aquí peones, Caballos, Alfiles: están medidas mis potencias. Puedo adquirir, sin embargo, nuevas fuerzas por la combinación acertada de las que me han sido consentidas. Y, a la inversa, puedo disminuirlas o perderlas. Nadie sino yo tendrá la culpa de esto. Una combinación errónea me traerá siempre a menos, bajo el jaque del rival. De donde se infiere, provechosamente, que la violenta ambición es perversa consejera, y que tan sólo se ha de tomar en cuenta el interés de la armoniosa verdad.

La multiplicidad de peligros de que vivimos rodeados se evidencia en el tablero. Hemos jugado por fin. ¿Qué hará el adversario?... Es el dueño de innumerables posibilidades; el mero paso de su peón, con ser nada más que un peón, puede comprometer todo mi plan y ocasionar mi ruina. Lección incomparable, que nos instruye en la suprema ley de la relatividad.

¿Y lo que se pierde, se pierde para siempre? El ajedrez nos da un consuelo. Si cuidamos la marcha de los ínfimos peones, tan pequeñitos como son, apoyando su avance con bien distribuidas fuerzas, alguno de ellos entrará a los últimos cuarteles del adversario y será nuestro precio de recate por la pieza grande que entregamos en temerario arranque al lazo del enemigo. Así, del propio error viene a servirse el ajedrizta paciente para la ulterior victoria. Parece que por tales caminos se nos aleccionará de que no hay modesta intención ni altruista constancia que al cabo no fructifique.

Porque todo este juego se funda en el ejercicio altruista de los poderes, como se ve de inmediato cuando se considera que siendo el Rey la pieza menos útil, por él pelean las demás, denodadas y terribles. También se advierte que la pieza jaqueada no atiende nunca a su particular salvación sino a la del conjunto que se le sobrepone.

A pura lógica, a puro rigor racional, se pierde o se gana. Ni azar ni arbitrariedad da o quita el merecido laurel. En la postrera esquina del jaque-mate el Rey se rinde ante las cosas evidentes. Sin amargura ni rencor, el perdidoso aleccionado recomienza la partida...

3 comentarios:

  1. Muy bueno! un tipo realmente sabio tu abuelo. Es así nomás, la vida es un juego de ajedrez, y como dice esa frase de del William Shakespeare: "el destino baraja las cartas, pero nosotros las jugamos". Muy bueno el blog. Yo estoy por empezar a viajar, me interesa mucho la experiencia de ustedes, estamos en contacto. Iván SALO: www.imperiodismodigital.blogspot.com (escritor, periodista)/ www.youtube.com/saloenvivo (músico)

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  2. perdón, tu Bis abuelo quise decir.

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  3. Muy interesante,es para reflexionar....y para aplicar.

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