Acto seguido, sacose la bufanda y levanto vuelo en su hamaca preferida.
En medio de esta epifanía, intente deshacerme de mi bufanda para seguirla, pero el nudo era demasiado para mis torpes dedos, así que me limite a acompañarla con la mirada, hasta que se perdió en el horizonte.
Ahí quede yo sintiéndome un pinguino ensimismado, preguntándome si era realmente la torpeza de mis dedos lo que me había impedido que desate esa bufanda o acaso el nudo era solo producto de mi imaginación, manipulada por mi cobardía.
Ojala fuera lo suficientemente valiente como para enfrentar las sombras que se esconden bajo mi cama. De encarar la vida con la frente en alto y paso firme, sin temor a tropezar con las baldosas.
O será que lo fui en otro momento? Por qué se exactamente como se siente ser valiente, pero no logro comportarme así? Por qué añoro cosas que se que tengo? Es entonces cuando me doy cuenta, de todo empezó en un sueño. Un sueño de bufandas, pinguinos y hamacas.
Un sueño que fue una pesadilla. Porque hasta la mas valiente, teme convertirse en una cobarde, y el mas libre teme perder su libertad. Tanto pensar hace que todo pierda su esencia y entonces sucede...
Despierto en tu cama, sólo un sueño mas, solo una noche mas, pero algo me pone a pensar. No logro materializar esa relación que se que existe, entre bufandas, pinguinos y hamacas... Y es tan obvia la conexión! Pero mi mente le da vueltas alrededor, jugueteando con los bordes, viendo solo las puntitas. Por qué no puedo centrarme en la idea? Sera que no quiero? Sera que prefiero dejar de pensar tanto, y volver a dormir para soñar con ese mundo, en donde los pinguninos vuelan, donde en el viento se huele pan caliente. Ahi donde todo tiene una explicacion, y nada la necesita, donde medio mundo queda flojo en un milimetro, y un par de horas hacen eco en un segundo...
Pero ya es tarde, ya pense demasiado, y estas cosas si no te agarran desprevenido, te pasan por al lado, sin molestarse en frenar a saludar.