A la mañanita, derrepente vi un cartel con un nombre que me sonó conocido, así que pegue la vuelta, lo desperté a Rami, y nos dimos cuenta que estábamos nada mas y nada menos que en una de las tantas "Atracciones que no podes dejar de ver de Nueva Zelanda".
Nada mas y nada menos que un manojo de piedras enormes, perfectamente redondas todas tiradas en una playa de arena y nada mas!
Cuenta la leyenda que eran las canicas de un Dios muy poderoso, y que una noche que se fue de parranda y perdió las canicas en esa playa, justo antes de que las olas lo arrastren hasta lo mas profundo del océano. [no,mentira, lo invente]
Y bueno, boludeamos un rato, sacamos las fotos clásicas que se sacaría todo el mundo al encontrarse con una canica gigante, nos subimos al auto y nos seguimos con nuestro camino!
Nos quedan muchos kilómetros por recorrer, pero un lugar menos que conocer!
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